Por fin ha cambiado el tiempo en la ciudad de Elche, por fin se ha ido el calor y han llegado las lluvias y el fresquito. Al menos durante unos días, ya veremos que pasa la semana que viene.
Ayer amaneció el cielo ilicitano cubierto de nubes, y poco tardó en empezar a chispear, pero de una forma casi inapreciable. Yo salía de la universidad y tenía que ir al centro de la ciudad, pero al no encontrar aparcamiento decidí aparcar lejos y acercarme andando, ya que apenas llovía. Durante el trayecto así fue, escasas gotas cayeron y se podía andar por la calle perfectamente.
Una vez llegué a la Glorieta tenía que esperar, y aunque no llovía mucho no era plan de esperar sin resguardarme, por lo que decidí sentarme bajo un techado, justo a la izquierda de la Sala Cultural de la CAM, en el callejón del Gran Teatro. En ese momento mientras esperaba mi mente daba vueltas al tema de las tasas de la universidad, que este año han subido al doble y voy a tener que vender algún órgano de mi cuerpo para pagarlas, pero eso es otro tema. Ensimismado en mis pensamientos de las tasas y de vez en cuando pensando en lo que los viandantes pensarían al verme allí sentado, ni me di cuenta de como empezó la lluvia a apretar, durante unos minutos apretó de tal formar que a pesar de estar resguardado el agua fue abriéndose camino hacia mi a través del dibujo de las baldosas del suelo.
Durante el tiempo que estuve allí sentado con la compañía del sonido de miles de gotas de agua golpeando el suelo de la Glorieta, sentí dos cosas muy recomendables aunque os parezca de loco sentarse en el suelo en pleno centro de Elche, la primera fue una paz y una tranquilidad balsámicas, ya que la Glorieta suele ser un sitio muy frecuentado y con mucho ruido, y esa mañana no se oían ni los coches, solo la lluvia, un sonido muy relajante. Y también pasé un rato muy divertido viendo a la gente que iba pasando...niñas que salieron monisimas de sus casas, con sus sandalias divinas...caladas hasta los huesos; hombres de negocios que normalmente llevan sus camisas inmaculadas, ayer llevaban sus camisas, pantalones y zapatos llenos de agua; hombres mayores que a pesar de ir solos comentaban a pleno grito lo mucho que estaba lloviendo, creo que lo hacían en solidaridad conmigo para que ambos sintiéramos compañía; madres cargadas de paraguas corriendo para recoger a sus niños del cole y luego la posterior estampa de toda la familia salida del cole corriendo para no mojarse; señoras mayores con sus carritos saludándose entre ellas a gritos porque debido a la lluvia no podían detenerse a charlar como les gustaría. Y lo que para mi fue el encuentro del día, un momento muy emotivo que tuve el honor de presenciar a escasos centímetros de donde estaba sentado. Pasaron un hombre y una mujer de unos 60 años en direcciones opuestas, al verse se saludaron de una forma exageradamente efusiva. A pesar de la cercanía intenté evitar oír la conversación, pero el final no tuve mas remedio que oirlo. Ella le dijo a él que iba a estar 3 semanas en Santa Pola y que tenían que quedar para comer, él muy contento le dijo que sí, que le parecía genial. Se despidieron con dos besazos, y cuando se alejaron ella dijo con una sonrisa de oreja a oreja. "¡Que alegría verte! ¡Mi novio de la juventud!". ¡Su novio de la juventud! ¡Fui testigo de como unos ex-novios se rencontraban bajo la lluvia! ¡MOMENTAZO!
Poco después, a pesar de lo que llovía, decidí levantarme y moverme de allí. También me encontré con varios amigos con los que me puse al día y ya me fui.
Como veréis fue una rayada importante, pero todo esto pasó, y hay días que necesitas soltar y compartir todo lo que piensas, y aquí lo dejo. Sí habéis leído hasta aquí me alegro, y sino no pasa nada, somos libres de leer y no leer lo que queramos.
Y para acabar y darle un toque COLONOSCOPICO a esta entrada os dejo esta canción de Mojinos Escozios...
¡FELIZ VIERNES!
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