Ayer fue Lunes Santo, segundo día de Semana Santa.
El Lunes Santo en cuanto a la celebración litúrgica católica recuerda el pasaje de la Unción en Betania, y la historia de los eventos que se sucedieron en Lunes Santo así como la expulsión de los mercaderes del Templo de Jerusalén. Tal y como lo refleja el Evangelio de San Juan.
Este Lunes Santo yo he vuelto a tener el honor de acompañar a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima de la Estrella. Por suerte este año la lluvia nos ha respetado y el trayecto se ha hecho mucho mas rápido y ameno.
Tengo que comentar un hecho que a mi me marcó muchísimo ayer: poco después de pasar la Estrella por el Ayuntamiento, girando ya hacia Santa María, el paso se paró para que le cantaran una saeta a la Virgen. En ese momento mi atención fue a parar a una niña, rubia, de unos 5 años, sentada en los hombros de su padre, de repente, y sin que nadie le dijera nada, la niña clavó sus ojos en María Santísima de la Estrella y empezó a rezar. Por sus gestos parecía alguna canción para irse a dormir, por eso no sabia si realmente estaba rezando o fue casualidad, pero cuando acabo y se santiguó me di cuenta que si, que esa niña que se liaba para santiguarse acaba de rezar o cantarle algo a la Virgen de la Estrella. Para mí, fue la mejor imagen de todo el Lunes Santo.
Para acabar, como hice ayer, os dejo con una poesía de Ignacio Miguel Tello Rosado, es un poema a María Santisima de la Estrella de Cáceres, pero vamos, que para el caso viene a ser lo mismo, solo cambiamos Cáceres por Elche y listo.
¡Que paseis un feliz Martes Santo! Y que la lluvia nos respete, que de momento parece que lo hace...
Y mañana Estrella de amapolas
quedará menos para que llegue pasado,
para que pueda verte con tu manto de Reina,
con tu corona de madre,
con tu belleza inigualable, con tu jardín de rosas.
Y pasado mañana Estrella de mi corazón
quedará menos para que llegue ese momento tan deseado,
para que pueda ver tu palio de plata cincelado por los ángeles celestiales,
con las velas y el incienso envolviendo tu cuerpo de madre,
con la luna bajo tus manos de amor.
Por fin seré testigo de tu belleza,
la que me inspira sin haberte conocido,
la que se que existe sin haberte visto,
la que se que será porque tiene que ser.
Estrella, madre de Dios,
madre divina, madre de los ángeles, madre mía,
madre de todo ser que en ti confía,
quiero sentirte cerca, para rezarte a todas horas
y besar tus manos divinas.
Y regalarte mil besos cada día
esperando que llegue el momento
de estar junto a ti madre mía,
para poder orar ante tus pies, María.
Y recorrer junto a ti, bajo tu palio de nubes
cobijándome en tu manto y sintiendo tu aliento en mi mejilla
los jardines rodeados de flores benditas
que solo te mereces Tú, Estrella del alma mía.
Entonces el amor y la felicidad
llenarán mi corazón,
porque Tú eres la única que puede llenarlo
el día en el que mi alma que es tuya madre bendita,
esté junto a tu manto de reina
para rendirte culto hasta el fin de los días.
Estrella cacereña,
Estrella de mi cielo,
Estrella de mi alma,
Estrella de mi corazón,
Estrella de mi soledad,
Estrella de mis pensamientos,
Estrella del amor,
¡Estrella! aunque pasen mil años en dos segundos
este amor se mantendrá y los vivirá despacio
para poder disfrutar de tu belleza, María.
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