martes, 1 de diciembre de 2015

"El Corazón que a Triana va nunca volverá, Sevilla"

Ya lo decían  Miguel Bosé y Los del Río, y yo lo ratifico: "El Corazón que a Triana va nunca volverá, porque Sevilla tiene un color especial."

El pasado fin de semana coincidió uno de mis pocos fines de semana libres con un viaje a Sevilla organizado por la Camerata de Ntra Sra de la Merced, oportunidad imposible de desaprovechar. Los días previos iba tan liado que a penas le dí el bombo que en mí es habitual. De mis cinco visitas a Sevilla, a priori, esta no tenía nada especial, sin embargo ha sido la que más he disfrutado y más me ha marcado. Como diría Toni: "La diferencia está en los pequeños detalles."

Después de una capazo de horas en autobús, la visita empezaba en la Plaza de España, tempranito, con la plaza vacía y con mucho frío. Tras reponer fuerzas con una buena ducha y un buen desayuno (QUÉ BUENO ESTÁ EL PAN SEVILLANO) iniciamos un pequeño paseo visitando la Giralda y el Salvador. Y a continuación empiezan los pequeños detalles que marcan la diferencia.

Desde las 13.00h hasta las 21.00h compartimos unas horas estupendas con parte de LOS MATEO (sí, soy PARDO ROCAMORA, pero tengo algo de Mateo por mis venas). Sin parar de comer, de reír y de monear con Bruno y Gala fueron unas horas agotadoras pero magnífcas. Después de oír a la Camerata cantar en la Parroquia de Los Gitanos (otra gran experiencia), al hotel a dormir.

Mañana del domingo, paseo en solitario por Triana, calle Betis, calle Pureza, calle San Jacinto, ladera del Guadalquivir, para acabar en la Capilla de los Marineros de la Esperanza de Triana (MI HERMADAD) escuchando a la AM Jesús Yacente de Salamanca. Otro detalle que engrandece el viaje. Además coincidí con el padre de Sergio, lo siento no recuerdo su nombre, fue un rato muy interesante, durante el concierto y durante el paseo hasta la Parroquia de San Isidoro, donde la Camerata cantaba a la Virgen de Loreto.

Tras este evento, al igual que con su padre, compartí unos momentos con Sergio y Sonia que son dignos de recordar.

Del porrón de horas de vuelta solo recuerdo el dolor de espalda. Pero lo peor fue la vuelta a Elche, por primera vez en 26 años tuve la tentación de dejar mi ciudad, menos mal que tras un gran entrenamiento con mis compañeros y deportistas he vuelto a recordar que lo que me ata aquí sigue siendo más fuerte incluso que mi querida Triana.



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